Nací  donde el sol tarda en irse, y el verano dura más de la cuenta  
Allí aprendí a observar:

una pausa mal colocada,
una taza que se queda llena,
las manos quietas sobre el regazo.

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Mi abuela me enseñó a mirar películas como si fueran personas.
Cierro los ojos y aún veo ese blanco y negro.

Desde entonces, el cine no es solo algo que veo:
es algo que me pasa.

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Con el tiempo empecé a escribir frases sueltas,
a mirar desde ángulos raros,
a organizar ideas como si fueran cajas de mudanza.
Así llegué a la producción,
donde puedo juntar eso que no se ve con eso que se siente.

 

Cofundé DeLaMà  para tener un lugar donde eso ocurra.Donde lo artístico y lo humano se mezclen sin pedir permiso.Donde una idea pequeña pueda crecer si alguien la cuida bien.

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No tengo lema.
Pero trabajo con una idea entre ceja y ceja:
que algo valga la pena, aunque no tenga nombre todavía.
Y que si hay emoción, se note.
Aunque sea en los márgenes.

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